Los cuerpos de seguridad del estado y privados, siempre están en la búsqueda de sistemas de defensa personal. En tiempos pasados en Canarias, era bien sabido que muchos luchadores asumían el oficio de policías, vigilantes de seguridad y bomberos. Ya sea por el talante del luchador, por su contextura física o por el simple hecho de que poseía las cualidades técnicas para defenderse y controlar a cualquier agresor.
Esta, es otra manifestación que demuestra que las Artes Marciales Canarias siempre han estado inmersas en la cultura del pueblo canario.
Hoy en día, el uso adecuado de la fuerza es un factor determinante para estos cuerpos, es por ello que se ha intentado difundir un protocolo internacional sobres los procedimientos a seguir en el trabajo diario, donde se preserven los derechos fundamentales del ciudadano y la integridad física de los policías y vigilantes.
Pero la realidad es otra, es común ver y cada vez más gracias a los dispositivos móviles, procedimientos no acordes con estos derechos.
Apelando a la integridad de los cuerpos y a su noble trabajo, no creo que sea una respuesta consciente del oficial, sino de la falta de un entrenamiento adecuado. Estamos de acuerdo de que hay que estar en sus botas para poder opinar con propiedad pero un entrenamiento que promueva una acción violenta, nos induce a actuar de la misma forma en una situación real.
Es por ello, que la búsqueda de estas artes marciales y su entrenamiento debe estar acorde con el oficio que se desempeña, con esto no quiero decir que se deje de ser contundente ni que se sacrifique la integridad del oficial y de terceros.
Jonathan J. Reyes R.
Instructor Internacional
Artes Marciales Canarias
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